Hace diez años, Arthur Lih, creador de este dispositivo, no sabía que una visita a un amigo en el hospital iba a cambiar su vida e iba a ayudar a salvar muchas otras.
En aquel hospital, Arthur preguntó por una mujer que lloraba tras la muerte de su hijo pequeño. Su amigo le contó que se trataba de un niño de 7 años que se había atragantado con una uva. Arthur Lih preguntó por qué no le habían hecho la maniobra de Heimlich. Su amigo le explicó que sí habían practicado la maniobra en el niño pero que no funcionó. Los sanitarios no pudieron extraer la uva de la tráquea del pequeño, que murió asfixiado.
El amigo relató a Arthur el dolor que experimentaron los padres, y la devastación del equipo médico por no haber podido salvarle la vida. “En ese momento, mi hija tenía siete años. Me dije a mí mismo, que no podía permitir que eso le pasara a mi pequeña. Me preguntaba por qué la maniobra de Heimlich no había funcionado y quería averiguar el motivo -explica-. Comencé a documentarme sobre la asfixia en atragantamiento y constaté que, según los estudios, este procedimiento funciona el 70% de los casos cuando se lleva a cabo por personas formadas. 50% de las veces si la persona no está formada.”
“Pensé que esta estadística no era aceptable y me propuse idear algo que pudiera ayudar a salvar a mi pequeña en una emergencia por Asfixia en Atragantamiento. “La asfixia es una de las principales causas de muerte en niños. Mi hija me impulsó a crear este dispositivo. Posteriormente, me sentí obligado a compartirlo con padres y cuidadores de todo el mundo”.
Desde entonces, gracias a LifeVac se han salvado 297 vidas en todo el mundo, de diversas edades, desde bebés con pocos meses de vida, hasta personas que han superado los 90 años. Los atragantamientos se han producido con objetos y alimentos diversos: sándwiches, naranja, trozos de carne, monedas, galletas o una pieza de Lego entre otros.
Para Arthur Lih todas estas vidas salvadas no son un número sino historias reales. Y un motivo de inmensa alegría y motivación. Como homenaje a todos ellos, y a las personas que confiaron en LifeVac, Arthur ha creado el “Muro de las vidas salvadas” creado con todas las fotografías que envían los usuarios y que crece imparable de día en día. Arthur Lih, en la sede de LifeVac de Nueva York, muestra orgulloso todas las fotografías de estos protagonistas accidentales.
Curiosamente, hace poco se recibió el testimonio de una abuela que había utilizado LifeVac con su nieta cuando ésta se atragantó con una uva. “La maniobra de Heimlich no funcionaba y la niña ya estaba de color azul” indicaba su abuela. Afortunadamente, tenía un LifeVac en casa y rápidamente, desalojó la uva de la vía aérea de la niña. Precisamente, una uva fue la razón por la que se creó LifeVac.
El objetivo de todo el equipo de LifeVac es evitar todas las muertes por atragantamiento posibles. Más de 160.000 personas mueren por asfixia en todo el mundo cada año. “LifeVac quiere detener estas muertes evitables” ¡podemos lograr este objetivo¡ ¡Los seguidores de LifeVac pueden cambiar el mundo!” concluye Arthur Lih.